Linda Kohen Writings


1. Premisa. Entro en mi taller, cierro la puerta tras mío y siento que allí está mi vida. 1952

2. Texto para muestra Oleos, Sao Paulo, Setiembre 1982 Me gusta pintar en series: pinté las horas de mi día, a través de los objetos que las representaban; pinté los caminos que recorría cuando viajaba en Uruguay, pinté mis persona, brazos, pies, manos. En esta exposición estoy presentando mi ambiente, parte de mi mundo. La he llamado "Apartamento 141” que es donde vivo, mi casa. Siento mucho todo lo que me rodea: las cosas que son casi una extensión de mi, que me reflejan: la puerta, el ascensor, ciertos muebles, objetos, utensilios de la sala, de la cocina, del baño, dormitorio y además de mi taller. Me parece importante pintar aquello que es tan mío, yo misma, que es lo que más conozco.

3. Texto para la Muestra X-Diez, Montevideo, Mayo 2007 En general pinto por series. Cuando una idea se me presenta, se me impone diría, nace una obra… y luego otra, y otra, hasta que todas juntas, representan la idea…que en el fondo, es siempre la misma, bajo diferentes formas: es la de la soledad del ser, solo aunque este’ acompañado. Diferentes temas, diferentes tiempos, diferentes vivencias, pero siempre está’ presente la soledad, ya sea en la representación de un objeto, de una situación o del límite de mi propio cuerpo.

4. Texto para muestra Laberinto Buenos Aires Febrero 2008 El misterio es lo que mueve mi trabajo. O sea, quiero y me importa, que en mi pintura cuente especialmente lo que no está, lo que uno imagina, o intuye o presiente, o lo que inquieta y trata de entender: el misterio de nuestra vida, del universo, de nuestra mente….de la vida. A lo largo de tantos años de trabajo he pintado series de diferentes temas, que son aparentemente distintas, pero que en realidad son “variaciones” sobre esa misma idea. Últimamente he sentido la necesidad de salir del plano de la tela: una de mis últimas series, “La Cama”, incluye, a parte de la pintura tradicional, estructuras de tela usadas como collage, en relieve. Y en mi instalación ”El Gran Biombo” permite al espectador moverse dentro del biombo y así sorprenderse con las pinturas de diferentes maneras, según el ángulo de los paneles. De “El Gran Biombo” nació “Laberinto”, que es el símbolo de nuestra incertidumbre, de nuestra búsqueda, …del misterio.

5. Textos para la muestra Cinco Temas, Buenos Aires 2010. Escritos en tercera persona LAS HORAS. En 1976, en plena dictadura, la atmosfera se estaba poniendo pesada, muy pesada, en Uruguay, y era especialmente difícil, preocupante, hasta peligrosa para la familia Kohen. Linda sintió que su vida iba a cambiar. Tuvo la necesidad de fijar esa vida serena que había estado llevando y empezó a pintar en detalle todos los acontecimientos de su día, antes que todo cambiara. La serie se llamo’ “Las Horas” (un día cualquiera de mi vida antes del 7 de Mayo de 1977): el cuarto, el despertar, la toilette, el desayuno, los llamados telefónicos, el té con la amiga Nelly, la visita a la Madre, la vuelta de Rafael del trabajo. Finalmente la familia Kohen tuvo que irse del País. La serie fue eventualmente terminada en San pablo, donde la familia se asilo’ por varios años.
SOLEDADES. Toda la pintura de Linda Kohen es autobiográfica: allí están su persona, su Madre, sus seres queridos, su casa, sus cosas… La serie Soledades surgió espontáneamente, se impuso a Linda irresistiblemente al finalizar “Las Horas”. Sucedió’ así: un día acomodando la taza de café que iba a pintar, Linda se fijo’ en su mano que sostenía la taza y tomo’ conciencia de que había una visión de su mano, de su persona, que solo ella podía ver, desde su campo visual y así surgió un autorretrato por partes que se titulo’ “Soledades”.

LA CASA. Los cuadros de la serie “La Casa” se refieren a una casa entrañable, la gran casa espaciosa, generosa armoniosa, mágica que Rafael, el esposo de Linda, compro’ en el año 1968. Se llama “El Peñasco” y está ubicada en un cerro en el departamento de Maldonado. Desde ese momento, la familia paso’ gran parte del año en esa casa, donde vivieron cosas maravillosas, nacimientos, casamientos, cumpleaños de los chicos, los 100 años de la Nonna… Recibieron a gente muy especial: artistas, personalidades de muchas partes del mundo, políticos y sobre todo amigos, muchos amigos. El vinculo entre los Kohen y la casa es muy profundo. El Peñasco es como parte intrínseca de cada uno de ellos. Linda tiene allí su taller donde ha trabajado mucho. Su vida en el Peñasco ha estado repartida entre la pintura, la naturaleza y las actividades de la granja. Linda ha acompañado a su marido a formar un pequeño zoo, en plantar árboles, en la cría de especies raras, en la formación de la huerta. Fueron años de gran actividad, de trabajo intenso y enriquecedor. Después de 20 años, a la vuelta de su permanencia en Brasil, o quizás justamente por haber estado lejos tanto tiempo, Linda tuvo la necesidad de pintar la casa. Y surgió la serie “El Peñasco”, la casa en el sol, en la oscuridad, iluminada, sus ventanas misteriosas…

LA MESA. Lo cotidiano, las cosas simples que nos acompañan, son temas recurrentes en la obra de Linda: los objetos de uso diario, los útiles del baño, de la cocina, los muebles… Una serie muy significativa ha sido “La Cama”, donde Linda se lanzo’ a una nueva experiencia: la tercera dimensión. Aplico’ trozos de tela (pintados también) sobre el cuadro, como que fueran pedazos de sabanas. Las telas formaban sombras interesantes y podían ser movidas para dar efectos, otras sombras. En esta muestra se trata de “la Mesa”. La mesa siempre está presente en nuestro día, verdadero testigo de nuestra vida.

UN DÍA. La forma como transcurre nuestro día es otro de los temas que resurgen periódicamente en la obra de Linda Kohen. El tema esta’ presente en esta muestra en la serie “Las Horas” y en los 14 pequeños cuadros que Linda llamo’ “Un Día”. Se refiere a las múltiples diferentes facetas del día de la mujer de hoy, con sus roles tradicionales, atávicos, y los que ella ha asumido en la nueva sociedad, entre ellos, “maternidad”, “cocina”, “trabajo”, “relaciones familiares y profesionales”. Linda opina que la serie dista de ser completa, y que deberá’ pintar muchos cuadros más para hacer justicia a la realidad de la mujer de hoy.

6. Entrevista Imaginaria. Texto para la muestra “el Gran Biombo” Montevideo Octubre 2001 (Fragmento)
Mis maestros en el Taller Torres García.
Quien atendía, dirigía, el Taller era Alpuy, gran artista, gran maestro, gran persona, gran amigo. Como maestro era “implacable”: nada de pintura, primero había que dibujar; y fue dibujo, dibujo, mucha disciplina y rigor. Y fue bueno!!! Muy bueno!!! Le estoy muy agradecida.

La atmósfera en el Taller, que funcionaba en la calle Rondeau, en el edificio de El Ateneo, era muy austera, muy especial; diría como religiosa. Había un “estilo” Taller: como se vestían Fonseca, Montiel, Gurvich, Horacio, Augusto, Alpuy, con sweaters rompeviento en general oscuros. Desgarbados, caminando un poco encorvados, muy, muy serios. En verdad yo me sentía un poco intimidada, muy insegura, muy pequeña frente a ellos (me confesaron después compañeras mías que ellas también se sentían así)… pero aprendíamos y trabajábamos religiosamente.

Cuando Alpuy se fue a Colombia, Augusto se hizo cargo del Taller, pero fue por poco tiempo, porque no le gustaba enseñar, y le paso’ el mando a Gurvich. Con Gurvich fue muy diferente: las clases eran más libres, diría más vitales, se sentía esa efervescencia de Gurvich, esa ansia de probar diferentes maneras, diferentes materiales, de jugar y gozar sensualmente en el arte.

Recuerdo algunas cosas: un día me mando’ al Museo a sacar apuntes de una gran naturaleza muerta del Maestro. Me dijo:” Vas, la estudias, sacas apuntes, y después en tu taller, armas una naturaleza muerta distinta, pero dentro de ese espíritu, dentro de esas proporciones y …la pintas. Tengo ese cuadro, nunca me deshice de él. Otra vez me sugirió de conseguirme una tablita de madera, pintarla de negro. Cuando estuviera seca, de pintarla con esmalte blanco y, cuando seca, hacer un dibujo constructivo y luego grabarlo con un punzón. El efecto que se consiguió fue realmente muy interesante.

Otra vez me dio una clase práctica dibujando sobre mi block símbolos de esos que el usaba para sus cuadros constructivos, escribiendo además, enseñanzas sobre la plástica. Las clases eran variadas, vivificantes, tanto que lo seguimos a Gurvich a su taller, en su bellísima casa del Cerro (un ambiente lleno de magia) unos cuantos discípulos, para trabajar más días con él. Esas idas al Cerro son inolvidables. Creo que haber podido participar en esas clases y haber pertenecido al Taller Torres García fue una de las cosas maravillosa que me regaló la vida.

7. The Bed, Linda Kohen 2015 I have painted many times “the bed”, at different moments. In various stages of my painting life. The bed is, I believe, a very precious subject because it evokes the transcendental moments of our life: it is where we are born, we love, we die. While painting the bed and feeling its strength as a mute witness of our passing through life, I also feel in it the presence and (and absence) of its occupants.

I am fascinated by the form, the folds, the creases and breaks of the white linen and the shadows they produce.
Although some of the “beds” are painted “traditionally”, aiming to transmit the beauty of the subtle shadows through the painted surface, I felt, in others, the need to add pieces of cloth, so that we could appreciate the transformation of shadows with the changing light, or with the changing angle of the onlooker.

I have included fabric pieces as collage. And I have tried to mimic and blend them in, so unifying the fabric towards forming a single thing with the painting.